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​Una recopilación de pensamientos, recuerdos y vivencias

A collection of thoughts, memories and experiences.

Irene, un cuento para mi mama

Irene. La mamá de mi abuela.
Irene. La abuela de mi mamá.
Irene. Solo te conozco a través ellas, pero se que estás.
Irene. Dulce y Espiritual.
Irene. Una guardiana del más allá.
Irene. Mi conexión con este lugar.
Irene. Un día partiste pero eso no te hizo olvidar.

Los caminos me hacen pensar, lo rural conectar con lo esencial, mi lugar Canals, me habitas.


Este es otro lugar pero yo me siento igual. Irene no es local y este tampoco es su lugar, pero lo sensorial tiene la capacidad de evocar y traer lo que ya no está.

Irene, un cuento para mi mamá.

Motivos para agradecer

Tus papás vivos
Tus hermanos unidos
Salud
Amigos que son familia
Familia que son amigos
Un compañero de vida
Nuevos trabajos
Nuevos amigos
Oportunidad de conocer lugares distintos
Caminar al trabajo
Una cama de dos plazas
El mate de la mañana
Y el de la tarde
La playa cerca
Ventanales de luz
Vivir donde querés
Heladerías ricas
Florerías bonitas
Quioscos revisteros
Buena pastelería
Oportunidades
Un buen café

Una muestra de arte

Los sábados a la mañana

Los jueves a la noche (con amigas)

Una copa de vino con queso

Leer un libro acostada

Mirar una serie en la cama

Que te acaricien el pelo

Darle la mano a alguien

Una charla inesperada

El olor a lluvia

Un mensaje de alguien que extrañas
Abrazos largos
Encontrar algo que buscabas hace tiempo
El sonido del mar
Un consejo de tu mamá
Una carta de tu papá
El apoyo de las personas que amas
Alguien para abrazar
Amigos con los que contar
Las sábanas recién puestas
Invitaciones
Que te cuiden
El respeto
Elegir donde estar
Un nuevo año por empezar



Ser consciente de lo que tenemos y aceptar que no siempre las cosas salen cuando queremos sino cuando las necesitamos y mientras tanto, hay un camino largo que es necesario recorrer para aprender y no olvidarnos que alguna vez soñamos con muchas cosas que hoy tachamos.

Tempestad

Como un día en la playa en el que se empieza a formar la tormenta. El aire baja de temperatura y el cielo empieza a oscurecer. Estas cerca de casa pero te acordás que antes de salir dejaste todo abierto. Pensás en volver para llegar a tiempo, pero te quedás un rato más leyendo, mirando el mar mientras arriba las nubes se acercan y abajo el viento se agita cada vez más. Empieza a incomodarte y te levantás.

Llegás y las ventanas se están golpeando, las cortinas sacudiendo y adentro todo esta lleno de hojas empapadas en agua y tierra. Escuchás un ruido, la luz se vá, empieza a llover y vos llorás. Asustada, llena de miedo por esos ruidos que estas sintiendo, por el agua que no deja de entrar y por esa oscuridad que no lográs descifrar. Sabes que es temporal pero volvés a llorar porque te arrepentís de no haber cuidado la casa, de no haber cerrado las ventanas, de haberte ido sin pensar que esto podía pasar.

 

Respirás, cerrás, buscas velas y te sentás. Calentás el agua y preparás algo caliente para tomar. El olor a lluvia te calma  y el aire fresco aliviana el calor que se sentía poco antes de la tempestad. Sigue oscuro pero en penumbras podes ver que dentro de tu casa hay mucho por acomodar. Sabes que va a llevar tiempo arreglar las cosas que ya no están. Algunas se cayeron al suelo y ya no las podés recuperar, pero ahí estás, en tu casa, que alguna vez se sintió tu hogar.

El silencio te incomoda, quisieras que haya luz para ordenar, gente para hablar y de nuevo te invade la culpa de haber descuidado tu hogar. Te quedas dormido sobre la mesa deseando que termine la tempestad.

 

Despertás. Es de día. El sol vuelve a iluminar y con esa luz podes ver todo lo que tenés que acomodar, sabes que va a llevar tiempo pero ahi estas, en tu casa que estas dispuesta a arreglar.

Tempestad. Un cuento para sanar.

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